Flora y Fauna

El contrabando aduanero de flora, fauna y madera en Sudamérica es un problema complejo y multifacético que afecta tanto a la biodiversidad como a la economía de la región. La vasta riqueza natural de Sudamérica la convierte en un objetivo principal para los traficantes, quienes explotan recursos naturales de manera ilegal, causando graves daños ecológicos y económicos.

Tal como lo ha indicado la OMA, el tráfico de Mercancías sensibles para el Medio Ambiente, desde la vida silvestre hasta la madera, los desechos peligrosos, químicos contaminantes y la basura, representan una amenaza multifacética a nuestro planeta. El tráfico de vida salvaje, caracterizado por la casa furtiva de especies en peligro de extinción y su comercio ilegal, no sólo provoca la pérdida de biodiversidad, sino que también plantea riesgos de transmisión de enfermedades zoonóticas.

Del mismo modo, el comercio ilegal de residuos y productos químicos peligrosos pone en peligro la integridad del medio ambiente al contaminar el aire, el agua y el suelo lo que agrava los problemas medioambientales como el cambio climático y la contaminación marina.

El tráfico ilegal de flora implica la extracción y exportación de especies sin los permisos necesarios, a menudo poniendo en riesgo a plantas exóticas y en peligro de extinción. Esta actividad ilegal no solo amenaza la biodiversidad, sino que también perjudica las economías locales que dependen de estos recursos para su sustento.

El tráfico ilegal de animales es otra área crítica de preocupación. Sudamérica alberga una amplia gama de especies animales, muchas de las cuales son objeto de comercio ilegal debido a su valor en el mercado negro, ya sea como mascotas exóticas, para investigación científica o para la medicina tradicional.

El tráfico ilegal de madera es quizás el más destructivo de todos los tipos de contrabando de recursos naturales en Sudamérica. La tala ilegal contribuye significativamente a la deforestación, especialmente en la cuenca del Amazonas, que es crucial para la regulación climática y la biodiversidad del planeta.

Los últimos datos disponibles indican que los incidentes de tráfico ilícito aduanero de mercancías sensibles para el medio ambiente crecieron un 11% globalmente entre 2022 y 2023. Desglosado por subcategorías, se observan preocupantes alzas en tópicos como “Basura” (44%), “Desechos químicos peligrosos” (39%) o “Sustancias controladas por el Protocolo de Montreal [ODS & HFC]” (159%).

Entre los principales esfuerzos de control y conservación la Organización Mundial de Aduanas, la Red Global RILO, Interpol y otros socios estratégicos se han coordinado con la Secretaría CITES para mejorar las capacidades de control combinado a nivel global.

CITES es un acuerdo internacional entre gobiernos que tiene como objetivo garantizar que el comercio internacional de especímenes de animales y plantas silvestres no amenace su supervivencia. Establecida en 1975, hoy en día cuenta con la participación de 183 países, que colaboran para regular y monitorear el comercio de vida silvestre.

CITES clasifica a las especies en tres apéndices, según el grado de protección que necesitan:

  • Apéndice I: Incluye especies en peligro de extinción que son afectadas por el comercio. Su comercio está prohibido, excepto en circunstancias excepcionales.
  • Apéndice II: Contiene especies que no necesariamente están en peligro de extinción, pero que podrían llegar a estarlo si su comercio no se regula. Se requiere un permiso para su comercio.
  • Apéndice III: Incluye especies protegidas en al menos un país miembro, que ha solicitado la ayuda de otros países para controlar su comercio.

Para el comercio de especies incluidas en estos apéndices, CITES exige permisos y certificados específicos. Estos documentos aseguran que el comercio es sostenible y no pone en riesgo la supervivencia de las especies involucradas. Los permisos son emitidos por las autoridades nacionales designadas en cada país miembro.

La Secretaría CITES trabaja en colaboración con diversas organizaciones internacionales, como INTERPOL y la Organización Mundial de Aduanas (OMA), para monitorear y controlar el comercio ilegal de vida silvestre. A través de operativos conjuntos y el intercambio de información, se realizan incautaciones y se desmantelan redes de tráfico, como lo demuestran las iniciativas THUNDER y DEMETER.

La OMA también promueve la capacitación de funcionarios aduaneros, policías y otros actores clave en la identificación y manejo de especies protegidas. Además, lleva a cabo campañas de concienciación entre funcionarios de primera línea sobre la importancia enfocar esfuerzos en el control de este tipo de ilícitos. 

Para RILO Sudamérica, el fenómeno del tráfico ilícito de flora, fauna y madera, se encuentra entre las prioridades de su agenda regional, especialmente por la importancia de las aduanas de Sudamérica en el combate al tráfico ilícito de vida silvestre. Las aduanas de Sudamérica, debido a su posición geográfica estratégica y rica biodiversidad, juegan un papel crucial en la detección y prevención del comercio ilegal de especies. Estas autoridades aduaneras, en colaboración con RILO Sudamérica, la Red Global RILO, los programas sectoriales de la OMA y otras organizaciones internacionales trabajan incansablemente para reforzar los controles fronterizos y mejorar la capacitación de sus oficiales.

En Brasil, por ejemplo, la Receita Federal ha implementado programas especializados para identificar y confiscar animales y plantas traficadas ilegalmente. Perú, otro punto caliente de biodiversidad, ha intensificado sus inspecciones en aeropuertos y puertos, utilizando tecnologías avanzadas y entrenando a su personal en técnicas de identificación de especies.

En coordinación con RILO Sudamérica, estas aduanas no sólo son líneas de defensa, sino también centros de intercambio de información vital. Mediante la cooperación internacional y el uso de bases de datos compartidas, se pueden seguir las rutas del tráfico y desmantelar redes criminales transnacionales. La colaboración con entes como INTERPOL y la OMA, así como la participación en operativos conjuntos, permite a las aduanas de la región realizar incautaciones significativas y proteger especies que de otro modo estarían en grave peligro.

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